19 de marzo de 2014

El "molusco hoja" o cómo un animal hace la fotosíntesis

   En el colegio siempre nos han enseñado que, sólo las plantas son fotosintéticas (y algún que otro microorganismo tipo cianobacterias) y que todos los animales son heterótrofos: no pueden producir su propio alimento, sino que han de tomarlo de otros seres vivos. Y muchos años después me doy cuenta de que esto no es cierto. Sí existe un animal capaz de hacer la fotosíntesis. ¿Quieres conocer a nuestro invitado de hoy?






El animal fotosintético

    Elysia chlorotica se llama, y es un molusco que vive en el litoral norteamericano, extendiéndose desde las costas de Nueva Escocia hasta el sur de Florida (según la wiki). Lo curioso de este animal, no es realmente que realiza la fotosíntesis, cosa impensable para cualquier otro animal (salvo quizás, Bulbasur y evoluciones, pero es más pokémon que animal), sino cómo consigue hacerlo.
    
Cloroplastos dentro de
células vegetales

Cuando nace, no tiene esa capacidad, por lo que debe adquirirla a lo largo de su madurez. ¿Cómo lo hace? Robando. Sí, suena raro pero así es.


     Muchos moluscos se alimentan de algas, las cortan y trituran para alimentarse del contenido celular de éstas. Sin embargo, Elysia, lo hace de forma diferente. Chupa el contenido celular directamente, como un vampiro, y no digiere lo que ingiere, sino que toma de éstas los cloroplastos y los incorpora a sus propias células, otorgándoles la habilidad de realizar la fotosíntesis y así no tener que volver a alimentarse.



¿Cómo es esto posible?


     Lo más lógico sería pensar que por qué el sistema inmune permite esa incorporación de cloroplastos y no son rechazados. Lo que ha ocurrido ha sido una coevolución por parte del animal y el alga, hasta el punto de que Elysium ha logrado que su sistema inmune tolere este nuevo huésped celular (sólo el de determinada alga) y así no haya rechazo.

Lo segundo sería preguntarse cómo puede mantener los cloroplastos intactos durante toda su vida. El ladrón del que estamos hablando, además del cloroplasto, roba gentes. A lo largo de muchas generaciones, esta babosa, de tanto sorber material intracelular de las algas, se ha ido quedando con algunas cosas adicionales, además de los cloroplastos. Ha ido incorporando a su propio genoma los genes del núcleo del alga necesarios para la fotosíntesis y su manutención. Y ahora es capaz de mantener los cloroplastos vivos de forma indefinida (o al menos los 10 meses que dura su vida adulta).
  
Larvas de Elysia sin capacidad fotosintética

 Sin embargo, no ha conseguido, por ahora, que haya transferencia vertical de estos genes, es decir, que puedan pasar a la descendencia y así las crías sean totalmente autosuficientes desde el primer momento, sin necesidad de alimentarse de algas hasta obtener los cloroplastos. Pero tiempo al tiempo.










¿Son los únicos?

    Realmente, este caso es único por lo que ahora comentaré, pero hay otros animales que utilizan una estrategia parecida. Hay decenas de animales adaptados a vivir en ambientes pobres en nutrientes, como otras babosas de mar y las almejas gigantes, tragan y modifican en su beneficio algas verdeazules y otras pequeñas plantas fotosintéticas. Y recientemente también se ha incluido al famoso crustáceo Daphnia o pulga de agua.


    Como vemos, si hay algo claro en ciencia es que siempre existen excepciones a prácticamente todas las normas establecidas. Pero ya nada será igual cuando hablemos de organismos fotosintéticos y no nos venga a la cabeza sólo la imagen de las plantas, ¿verdad?



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