El calentamiento global causaría una glaciación

   Puede parecer paradógico, ¿verdad? ¿Cómo puede ocurrir que una subida en la temperatura global de la Tierra pueda desembocar en una edad de hielo? Pues sí, esto es así. Serían las corrientes oceánicas (o su interrupción, más concretamente) las que causarían este efecto tan curioso. Pero conozcamos cómo ocurriría esto.

Las corrientes oceánicas.

   Son movimientos de las aguas de los océanos que, junto con las corrientes del viento actúan como un motor que redistribuyen el calor de la Tierra desde el ecuador a los polos. Estas corrientes recorren todo el globo y se mantienen estables. El agua caliente circula por la superficie (lineas rojas) en dirección ecuador-polos, mientras que las corrientes frías (líneas azules), más densas son movimientos de compensación que viajan por las profundidades en dirección opuesta a las corrientes cálidas, es decir, de vuelta al ecuador.

   La corriente oceánica más importante y estudiada es la corriente del Golfo o del Atlántico norte, que se encuentra con los vientos fríos del Ártico, sobre Groenlandia que evaporan el calor de la corriente del Golfo y el aire con vapor de agua llega a Europa occidental por los vientos predominantes y la rotación de la Tierra. El hemisferio norte debe en gran medida su clima cálido a esta corriente que está, a su vez, relacionada con todas las corrientes de los océanos más importantes formando el bucle de la imagen, conocido como cinturón transportador oceánico.

Efecto del aumento de la temperatura.

   Los cientificos dicen que el clima de la tierra es un sistema no lienal, es decir, no cambia de forma gradual en todos los casos, sino que algunos cambian de pronto, en grandes saltos. La temperatura media del planeta es de unos 15ºC, sin embargo, un aumento de 1ºC en el ecuador, conlleva un aumento de 7ºC en la zona polar. Este gran aumento de la temperatura ocasiona una alta tasa en la fusión de los polos, Estos se derretirían de forma importante, en especial, el casquete polar Ártico. Esto supone millones y trillones de litros de agua dulce que se diluye en el agua salada del mar, lo cual crearía un gradiente de salinidad que se distribuiría de forma que el agua con sal, más densa, se situaría en las zonas profundas del océano, mientras que las aguas más dulces, menos densas, estarían en la zona más superficial, impidiendo el hundimiento del agua caliente proveniente del ecuador al enfriarse para mantener las corrientes marinas y, por tanto, la distribución de calor en la tierra. Es decir, el motor que distribuye el calor desde el ecuador hacia los polos, se detiene, provocando un enfriamiento a gran escala de los hemisferios, sobre todo más allá de los trópicos, dejando a la gran parte de Europa bajo el hielo y a España, convertida en una región "nórdica".