7 de abril de 2013

¡Hip!, ¡hip!... ¡HIPO!!






   El hipo se define como contracciones bruscas e involuntarias del diafragma, músculo que separa la caja torácica de la abdominal y que es esencial en la respiración, ayuda al tránsito gastrointestinal, y que interviene en la correcta ejecución del canto y uso de los instrumentos de viento. Cuando el diafragma se contrae, entra aire a los pulmones, por lo que al contraerse de forma brusca, se produce igualmente una entrada brusca de aire a los pulmones seguido del cierre de la glotis (donde se encuentran las cuerdas vocales), produciendo el sonido característico del hipo. La mayoría de los casos, es benigno y pasajero, no dura más de unos minutos, aunque sí hay casos de hipo crónico, persistente o singultus cuando es superior a 48 horas y que no es, en absoluto, agradable.

   Pero, ¿por qué se produce el hipo que todos conocemos?
   Generalmente, nos suele dar hipo después de comer o de beber, ya que el hipo está estrechamente relacionado con el estómago lleno, que puede ser causado por:
  •      Comer mucho y rápido.
  •      Beber bastante alcohol (que llena rápidamente el estómago)
  •      Tragar aire, asociado generalmente a comer rápido, ya que se alterna de forma deficiente la respiración y la deglución.
  •      Las comidas picantes

   Aunque estas son las causas más habituales del hipo común, no son las únicas, ya que también puede producirse tras:
  •    Cambio brusco de temperatura en el estómago (mezclar comida caliente y bebidas frías)
  •    Estrés emocional o excitación.
  •    Y, como no podía ser de otra manera, no podía faltar la causa de todos los males: fumar.


¿Cómo detener el hipo?
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   La respuesta es sí, pero ninguno es efectivo 100% en todas las personas. A cada una le funciona uno mejor que otro o le resulta más fácil de realizar. Lo que ayuda a eliminar el hipo, es estimular los mecanismos que regulan la respiración. Explicaré cómo funcionan los remedios más comunes:
  1. Susto: al asustar a la persona “hiposa”, éste libera adrenalina, que entre sus mil efectos, uno de ellos es aumentar la frecuencia cardiaca, actuando sobre el diafragma, así, el cuerpo vuelve a “controlar” este músculo y por lo tanto se normaliza su contracción y relajación
  2. Aguantar la respiración: conocido como apnea, que conlleva un aumento de dióxido de carbono en sangre, que actúa como estímulo para que el cerebro active los nervios de control de la respiración, regulando, de nuevo, la contracción del diafragma.
  3. Beber agua muy fría: esto estimula el nervio vago, que actúa sobre la mayor parte de la zona torácica, garganta y estómago,  incluyendo, cómo no, el músculo en cuestión.

  Existen otros remedios caseros menos conocidos que, personalmente no he probado, pero que a mucha gente le funciona, como morder un limón, tocar la campanilla, sacar mucho la lengua, respirar en una bolsa de papel (que tendría un efecto similar a aguantar la respiración, pero más tardío) o colocar azúcar debajo de la lengua.
  A mí me funcionan los primeros, pero no dudéis en probar los últimos si os resultan útiles.
Para terminar: ¿qué remedio usas tú?

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