17 de julio de 2013

Metamorphosis: de gusano a mariposa

   Muchos hemos tenido de mascota, a lo largo de nuestra tierna infancia, los famosos gusanos de seda. Los hemos cuidado, alimentado con hojas de morera y visto como de repente un día desaparecían dejando como nota informativa una pupa de color amarillento-anaranjado para, después de unos días en los que nos ilusionábamos pensando que de ahí saldría una bellísima mariposa, abrirse dejando libre a una pollilla fea como ella sola y totalmente distinta al gusano al que criamos. ¿Pero por qué cambian de esa manera? ¿Y cómo fabrican la pupa en la que se encierran para pasar de un gracioso gusano con muchas patas a un animalito alado?



¿Qué es la metamorfosis?

   La metamorfosis es el conjunto de transformaciones externas e internas que sufre un animal (en este caso un insecto) durante el ciclo comprendido entre el huevo y el estado adulto. No sólo los insectos sufren estas metamorfosis; las ranas, por ejemplo también llevan a cabo este proceso de metamorfosis en el que pasan de una larva acuática parecida a un pececillo hasta una rana anfibia con cuatro patas.

   La metamorfosis se puede dividir en dos tipos:
  • Hemimetábolísmo o heterometabolismo: o metamorfosis incompleta. Es aquella que se da en animales cuyo individuo juvenil (llamado ninfa) se parece en gran parte al individuo que será al llegar a adulto, pero no tan desarrollado. Ejemplos son las chinches o las cigarras.
  • Holometabolismo: o metamorfosis completa, donde el desarrollo del animal pasa por 4 fases: huevo, larva, pupa e imago (individuo adulto), siendo totalmente diferente el animal en cada una de ellas y sufriendo cambios totales hasta dar el individuo adulto. Es el caso de muchos insectos, como los gusanos-mariposas, moscas, abejas, avispas...
   Ya siendo gusano, la polilla o la mariposa sufre varias mudas, es decir, se desprende de la cutícula que lo rodea (que hace las veces de piel) para poder crecer, generando una nueva a su alrededor, más grande. Sin embargo, llega un momento en el que ya ha alcanzado un tamaño considerable y teje su propia pupa para sufrir el cambio más grande. En el interior del capullo, el gusano pasa a un estado que se conoce como crisálida, en el que endurece la cutícula externa, bajo la cual se completará la metamorfosis Cuando entran en este estado, el gusano ya no come, ni duerme, sólo se dedica a modificar toda su anatomía externa e interna, regida por un exhaustivo control hormonal en el que modifica sus patas, que pasa de muchas a sólo seis, la estructura anillada de su cuerpo adopta la famosa estructura de cabeza-tórax-abdomen de los insectos, sus ocelos dan lugar a ojos complejos más desarrollados y terminan desarrollando las antenas y las alas. 


¿Cómo entran y salen de la pupa?

   El primer paso para pasar de juvenil a adulto es fabricar la pupa de seda que cubrirá al gusano durante su transformación. Esta pupa la tejen usando hilo de seda que fabrican en las glándulas de la seda a partir del almidón obtenido de su alimentación con hojas de morera, expulsándolo en forma de líquido que solidifica al contacto con el aire y que, girando sobre sí mismo, el gusano irá vertiendo a su alrededor hasta llegar a formar la estructura oval de la pupa que lo cubrirá durante su metamorfosis completa. En ocasiones y por diferentes circunstancias (comida escasa o inadecuada, defectos genéticos, condiciones externas adversas, etc) los gusanos no logran crear su capullo y deben realizar la metamorfosis al descubierto, lo cual, aunque reduce su probabilidad de supervivencia, no es un impedimento para la finalización normal de su ciclo vital.

  La metamorfosis acaba con la salida del individuo adulto del capullo. En este caso, la polilla segrega por la boca un líquido ácido que empapará el capullo y lo irá disolviendo y ablandando permitiendo a la polilla empujar y salir al exterior. Una vez fuera, se queda inmóvil sobre el capullo, esperando a que se sequen las alas, que irá estirando poco a poco en un proceso muy delicado, ya que si es interrumpido, las alas se doblarán y no alcanzarán su posición natural. 


   Así es como nuestro adorable y blandito gusano de seda se hacía mayor para dar una polilla alada no tan bonita como esperábamos, pero que sale despedida cuando abrimos la caja para hacerle una visita y nunca más volvemos a saber de ella, hasta el siguiente año que volvieran a traernos una caja de zapatos con nuevos gusanos de seda al colegio.




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