22 de diciembre de 2015

Serie "¿Y si... ?": ¿Y si hubieran existido los dragones?

     Tristemente se sabe que es un mito, pero es una de esas leyendas que a todo el mundo le gustaría que fuera real. Que de verdad hubieran existido los dragones trae consigo multitud de cuestiones del tipo:  ¿Cómo eran capaces de volar?, ¿o cómo podrían producir fuego, una de sus características más icónicas? En esta nueva edición de la saga "¿Y si...?" explicamos científicamente cómo serían los dragones si no fueran tan sólo una leyenda.







     En lo que se apoyan aquellos que sí creen o defienden que alguna vez existieran los dragones, se apoyan en el hecho de que es un ser que se encuentra en la mitología de todas las culturas: desde China (los más sonados), hasta dragones Eslavos,  Nórdicos. También al otro lado del charco, los indígenas colombianos tenían su propio dragón, o las "serpientes del abismo marino" en la zona de los Andes.

      Todas esas  culturas, algunas de ellas las cuales nunca han coincidido en el espacio ni en el tiempo, describen seres muy similares, con características idénticas. ¿Podría ser verdad que todos ellos se toparan con un dragón? Podría ser. Pero en tal caso, habría que darle explicación a cómo podían tener esas cualidades que los hacen tan especiales y divinos (o diabólicos)


¿Cómo volaban si eran tan pesados?

    
     Aunque no todos, muchos de los dragones se describen como un reptil alado. Pero ¿cómo es posible que un ser de varios cientos de kilos de peso pudiera volar? Necesitaría unas alas desproporcionalmente grandes para que ello sucediera. Sin embargo, sería posible.

      En primer lugar, sus huesos guardarían cierta similitud con la de las aves, Se trata de huesos fuertes, capaces de aguantar su peso sin resquebrajarse, pero ligeros, con un diseño laberíntico que disminuye el peso pero los mantiene resistentes. Y al igual que las aves, también cuenta con un corazón enorme capaz de bombear grandes cantidades de sangre que nutra de oxígeno los músculos del pecho, sometidos a esfuerzos enormes.

    Pero el gran secreto para volar residiría en una doble estructura a modo de vejiga natatoria (como la de los peces) capaz de albergar gas. Este gas provendría de la digestión. La flora intestinal de los dragones, al igual que la de muchos seres vivos, ayuda a descomponer la comida ingerida, liberando gases (que en nuestro caso, no creo que sea necesario especificar hacia dónde van esos gases) y acumulándose, en el caso de los dragones, en estas dos vejigas de vuelo. Sin embargo, el dragón debería tener una flora un tanto diferente. Productora de hidrógeno, en lugar de metano (sólo ligeramente más volátil que el aire), pero existen bacterias de este tipo, que producen hidrógeno a partir de la materia orgánica. Completamente llenas de hidrógeno, un gas 13 veces menos denso que el aire,  producirían una fuerza elevadora suficiente para contrarrestar el exceso de peso del animal y permitiendo que sus alas sean lo suficientemente fuertes para emprender el vuelo. 

     Así que, únicamente bien alimentado, un dragón podría producir el gas suficiente para tener las vejigas llenas y volar.


¿Y el fuego?

   
     Para producir fuego, como nos han enseñado en clase desde que somos niños, se necesitan tres elementos fundamentales: un combustible, un catalizador que lo prenda y oxígeno, que complete la combustión.

  1. Combustible: lo tenemos. Hablábamos hace un momento de unas vejigas de vuelo cargadas de Hidrógeno. Un gas que, además de ser poco denso, también cuenta entre sus características con que es altamente inflamable. Podría usarse como combustible (en detrimento de la capacidad de volar si se usa demasiado).
  2. Catalizador: el platino, no es sólo un metal precioso, sino que actúa como catalizador en numerosas reacciones, muchas de ellas exotérmicas (es decir, desprenden calor).
  3. Oxígeno: combinado con los dos elementos anteriores, se produce una combustión.

                 

    Por tanto, el dragón masticaba rocas con grandes cantidades de este metal, el platino, Éste se combinaba con el hidrógeno expulsado de sus vejigas en la parte anterior de la boca, donde ya hay oxígeno suficiente para completar la combustión y formando el tan famoso fuego de los dragones.

     Para liberar el platino de la roca, los dragones, aunque carnívoros, contaban con un juego de molares en la parte anterior de la dentadura, que utilizaba para machacar estas rocas.



     Con esto vemos que, aunque  no existieron y nunca se han encontrado restos que así lo demuestre, tal criatura mitológica podría perfectamente ser real. Es científicamente viable. Pero de momento, nos tendremos que conformar con leer y ver sus historias inventadas. Nada más. O quién sabe. Quizá algún día nos llevemos una sorpresa y los paleontólogos nos alegren a todos.

Para más información, no dudes en visitar el documental Dragones: la leyenda se hace realidad donde explican con más detalle en una historia irreal, cómo los dragones podrían haber existido y sobrevivido a los dinosaurios hasta convivir con el ser humano. Imperdible.




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