17 de mayo de 2013

¿Por qué sentimos MIEDO?



     El miedo es la sensación humana más poderosa. La pena, la alegría, el amor, la ira son importantes, pero el miedo dirige las decisiones que tomamos a cada momento, y creemos que lo hacemos de forma consciente, pero la ciencia ha demostrado que el miedo supera a la razón. Hay gente que le teme a casi todo y es imposible encontrar a alguien que no tenga miedo a nada, y si lo hay, probablemente ya haya muerto por no huir de tales peligros. 


¿Qué es el miedo y quién lo controla?

     El miedo es una respuesta automática e involuntaria del cuerpo a la presencia de un peligro o amenaza. Desde el punto de vista biológico, el miedo es un esquema adaptativo, y constituye un mecanismo de supervivencia y de defensa, surgido para permitir al individuo responder ante situaciones adversas con rapidez y eficacia. En ese sentido, es normal y beneficioso para el individuo y para su especie. 

    La encargada de reaccionar ante el miedo es la amígdala cerebral, situada en el sistema límbico del cerebro (del que ya hablé en el artículo sobre el sexo y el alcohol). La súbita aparición de una amenaza  se registra en la amígdala, que está siempre atenta buscando potenciales peligros. Cuando detecta uno, dispara la alarma. Esto desencadena una respuesta automática mediada por el sistema nervioso autónomo (el cual no es consciente y no podemos controlar) que se encarga, por ejemplo, de realizar actos involuntarios como la respiración o el latido del corazón. Se producen entonces cambios fisiológicos en nuestro cuerpo que nos preparan para una de las dos respuestas ante el miedo: defensa o huida. Una oleada de sustancias químicas son vertidas a la sangre, tales como la vasopresina, adrenalina o cortisol, acelerando nuestro ritmo cardíaco y respiración, redirigiendo el flujo sanguíneo hacia los músculos (sobre todo de las extremidades).
     En ese momento, se da la sensación de paralización por el miedo, que no es otra cosa que un estado ante una amenaza en la que tu cerebro está recolectando la máxima información posible acerca de la amenaza  Ahora es el turno de otra parte del cerebro: el hipocampo. Si la amígdala cerebral es el instinto emocional, el hipocampo es la mente lógica, que en cuestión de segundos se hace multitud de preguntas tipo: ¿hasta qué punto es peligrosa la amenaza? ¿Cuál es la mejor manera de enfrentarse a ella o huir?, etc. Aunque a veces el hipocampo se demora demasiado para sernos útil.


Tipos de miedo

1- Primitivos:

     La amígdala es nuestro cerebro primitivo, siempre atento, esperando el próximo ataque, diseñado para responder al miedo mediante la defensa o la huida. Estas opciones son una reacción física e inconsciente a las amenazas. Una respuesta primitiva, es decir, algunos de nuestros mayores temores están en nuestro cerebro desde nuestros antepasados más antiguos. Por ejemplo, si nos enseñan parejas de fotos de animales, siempre sentiremos más miedo ante arañas, serpientes, etc, aunque no hayamos sido nunca atacados o incluso sin haber tenido contacto antes con ellos. Esto quiere decir que estamos genéticamente programados para reaccionar instintivamente con miedo ante determinadas amenazas que han supuesto un peligro a lo largo de la evolución, dándonos la capacidad de evitarlas o huir de ellas para sobrevivir. De igual modo sentimos miedo a las alturas, a las tormentas fuertes o a ruidos estruendosos. 


2- Adquiridos o aprendidos.

     No todos los miedos provienen de nuestros antepasados. Algunos se pueden aprender, de hecho, es fácil de aprender nuevos miedos, y tiene sentido pues no hay segundas oportunidades cuando algo amenaza tu supervivencia. Las respuestas de miedo se aprenden apenas nos suceda algo desagradable. Cuando una experiencia nueva te provoca miedo, tu cerebro guarda toda la información posible de los 5 sentidos, siendo la vista la más poderosa, pero el sonido, el olor, el tacto o incluso el gusto pueden desencadenar una respuesta de miedo. Un ejemplo clásico de miedo aprendido es el taladro dental. Si nunca has ido al dentista, ese sonido no te despertará ninguna respuesta, pero si ya has ido al dentista y has pasado por alguna situación traumática como los pinchazos en los dientes, el taladro, etc, ahora sí asociarás ese sonido con un potencial de dolor e incomodidad que despertará en ti una sensación de miedo al escuchar ese sonido de nuevo. Lo que alguna vez nos causó dolor o estrés, con mucha seguridad provocará una respuesta de miedo en el futuro. Al igual que si has echo un viaje en avión y se han producido turbulencias, muy probablemente adquirirás miedo a volar.


    Uno puede ser condicionado a temer casi cualquier cosa. Si por ejemplo, cogemos algo neutral que a priori no debería causarte miedo, como un cuadrado azul, pero si cada vez que aparezca en pantalla, infligimos un daño al individuo, sobre todo si es de forma reiterada, el individuo asociará ese cuadrado azul y reaccionará con miedo cada vez que vea de nuevo un cuadrado azul aunque ya no cause daño alguno. Obviamente este miedo desaparecería con el tiempo si ve que ese cuadrado azul ya no provoca daño, ya es seguro y no darás respuesta de miedo.


    El miedo es una respuesta tan natural e inconsciente  cuando está bajo control, puede salvar nuestras vidas, pero fuera de control e irracionales, conocido como fobias (de las que ya hablaré posteriormente), pueden destruirnos. Por eso, no es nada malo tener miedo ya que, posiblemente, eso ha hecho al ser humano sobrevivir y llegar hasta donde estamos ahora.

1 comentario:

  1. Que me uses como musa para escribir tus artículos tiene un pase.. pero que plagies mis frases.. ya te vale!!! :P

    Un gran articulo xDD

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