27 de febrero de 2015

La ciencia del vestido de moda

   Blanco y dorado; Azul y negro. Son los dos pares de colores más nombrados, ayer en América y hoy en nuestro país. Y es que todo el mundo con un mínimo de conexión a Internet y redes sociales ha conocido la historia del controvertido vestido. Pero, ¿y la explicación científica a este hecho? ¿Por qué algunos lo ven blanco y dorada y otros, en cambio, lo ven claramente azul y negro? ¿Qué pasa en nuestros ojos y en nuestro cerebro para que un vestido divida en dos a medio planeta?




El dichoso vestidito

    A estas alturas estoy convencido de que ya has discutido largo y tendido sobre de qué color es el vestido, pero si tu pequeña burbuja no te ha dejado comunicarte con el exterior, ahora estás a tiempo. ¿De qué color ves el vestido que hay a la derecha? 

     Lo más seguro es que te parezca blanco y dorado o azul y negro (aunque hay gente que ve otros colores, como verde oscuro y azul, marrón, etc). Y aunque te parezca obvio que es ese par de colores que tú ves y no otros, puedes estar seguro de que muchísimas otras personas no están viendo los mismos colores que tú, y los dejarás impresionados al pensar que es así. 

¿De qué color es en realidad?

   Azul con flecos negros. Como mucha gente afirmaba ver, a pesar de una encuesta en la que un 72% de quienes votaron está a favor del blanco y el dorado, mientras que un escaso 28% se decanta por el azul y el negro. De hecho, la tienda que lo vende, lo llama Blue royal dress, debido, precisamente, a que su color principal es el azul.

Pero entonces, ¿por qué hay gente que lo ve de diferentes colores?


La ciencia del vestido

     La luz entra a través del ojo y nuestras lentes oculares la descomponen en las diferentes longitudes de onda, correspondientes a diferentes colores y se proyectan en la parte posterior del ojo, donde está la retina. Ahí se excitan ciertas células nerviosas que llevan la información al cerebro. Lo curioso en este caso es cómo el cerebro interpreta lo que le llega. En esa interpretación, tiene que separar la luz que llega reflejada del objeto que estamos mirando, de la que llega por parte de la iluminación real que rodea a tal objeto.

     Por lo general, este sistema funciona bien, pero en este caso hemos llegado a algún tipo de límite de percepción. El ser humano evolucionó para ver a la luz del día. Pero a lo largo del día, los colores cambian. Desde el rosa del amanecer, pasando por el azul y blanco del medio día, hasta el naranja rojizo del crepúsculo. Lo que sucede en este caso es que nuestro sistema visual está mirando el vestido, al mismo tiempo que intentamos aislarlo del sesgo cromático del día. Al que también hay que sumar la "contaminación" lumínica de la pantalla en la que estemos viendo la foto, la iluminación de la habitación, etc. 


    Así, en ese intento de compensar la imagen del vestido con la luz que le rodea, alguna gente compensa el azul "contaminante", lo que provoca que lo vean en un tono más dorado y blanquecino, mientras que otras personas compensan el tono dorado de la iluminación, interpretando el vestido como negro y azul.



   Puedes ampliar la información sobre el por qué interpretamos de forma diferente el color del vestido visitando la famosa revista digital wired. Y para aquellas que se han llevado un chasco porque les gustaba el vestido cuando creían que era dorado y blanco, no tenéis que preocuparos. La compañía que lo vende ha decidido sacar un modelo azul y negro y otro dorado y blanco.

      Finalmente, os dejo con un par de ilusiones ópticas en las que se ejemplifica lo que he explicado, donde el fondo o el ambiente en el que se inserta un color influye mucho en cómo lo interpreta nuestro cerebro. Aunque en estos casos, no hay tanta discrepancia y todos lo vemos de igual modo.








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