Estos dos simples gestos tan cotidianos como es el frotarse los ojos cuando estamos cansados o desperezarnos al despertarnos tienen su razón de ser. Ambos son respuestas involuntarias del cuerpo para contrarrestar un cambio en la fisiología del cuerpo. En este artículo voy a explica qué cambios son los que se producen para estimular esos gestos y qué efecto tiene llevarlos a cabo.
¿Por qué nos frotamos los ojos cuando estamos cansados?
Esto suele ocurrir por la noche, después de un largo día de trabajo o estudio, o cuando llevamos mucho tiempo frente al ordenador o leyendo. Nuestro organismo empieza a notar síntomas de cansancio, incluida nuestra vista, los párpados nos pesan y sentimos la irremediable necesidad de frotarnos los ojos.

También influye el que cuanto más cansados estamos, más se nos cierran los ojos y al frotarlos de vez en cuando, relajamos los músculos oculares y de los párpados, como si fuera un masaje, permitiendo que se mantengan abiertos por más tiempo.
Finalmente, está el reflejo óculo-cardíaco, es decir, existe una conexión entre los músculos de alrededor de los ojos (periorbitales) y nuestro corazón. Al estimular esos músculos periorbitales, hacemos que el ritmo cardíaco se ralentice, ayudando a sentirnos más relajados y descansados
¿Desperezarnos por la mañana?

Además, los músculos, durante la noche, se protegen de extenderse excesivamente mediante la inhibición de impulsos nerviosos a medida que se acercan a su límite. Con el tiempo, este mecanismo de seguridad se vuelve más restrictivo. Al estirarnos por las mañanas hacemos que el músculo se salga de su rango y vuelva a calibrar los mecanismos que determinan su movimiento regular.
Desperezarse no sólo es bueno físicamente, sino también psicológicamente. Unos buenos estiramientos al levantarnos produce relajación y bienestar, que puede ayudarnos a empezar el día con buen humor, siendo una buena alternativa a los malos humores provocados por un despertar repentino y apurados.

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