16 de enero de 2016

¿Una lluvia de diamantes?

    Imagínate que cuando las nubes se juntaran y estuvieras esperando que cayera la lluvia,  con lo que te encontraras es con cientos y cientos de diminutos diamantes que se precipitan desde el cielo. Sería un espectáculo maravilloso, ¿no crees? Pues este fenómeno ocurre. Aunque la pena es que no es en nuestro planeta, sino en nuestros vecinos gaseosos: Saturno y Júpiter. ¿Y cómo es posible que esto ocurra? Pues  sigue leyendo y lo averiguarás. Pero es posible que haya acumulados millones de toneladas de esta piedra preciosa en la superficie de estos planetas. Un caramelito muy goloso,  ¿verdad?




¿Cómo se forma ese diamante?


     En la inmensa atmósfera de ambos planetas encontramos un cierto porcentaje de metano. Los rayos de las tormentas que en esos planetas hay constantemente van convirtiendo el metano en hollín (Carbono). Este hollín se va precipitando, al agregarse en motas de polvo cada vez más pesadas hacia el interior de los planetas, donde la temperatura y, sobre todo, la presión son cada vez mayores. Es así como el hollín se comprime en grafito, y luego en diamantes sólidos a una profundidad de unos 6.000 Km.

     Sin embargo, el granizo sólo es estable hasta una profundidad de unos 30.000 Km,  antes de llegar a una temperatura de aproximadamente 8000°C, cuando el diamante se funde, formando gotas de lluvia de diamantes líquidos y formando, presumiblemente, un mar de carbono líquido en lo más interno del planeta. 

     Los científicos determinaron que en sus atmósferas podrían generarse unas 10 millones de toneladas de esas piedras al año. Si hubiera un  robot surcando la atmósfera de esos planetas, podría ir recogiendo el diamante puro con toda facilidad. 


No es "diamante" todo lo que parece


     Obviamente, esta hipótesis, tiene sus detractores. que argumentan que este equipo no ha tenido en cuenta adecuadamente la termodinámica. El metano forma una fracción muy pequeña de las atmósferas, con mayoría de hidrógeno, de Júpiter y Saturno (0,2% y 0,5%, respectivamente). En tales sistemas diluidos, la termodinámica favorece mezclas, al igual que el azúcar o la sal se diluyen en un vaso de agua. Sobre todo si éste está caliente. 

      Además, aseguran que el modelo no resulta del todo convincente ni poseen datos suficientes para asegurar al cien por cien que este proceso ocurra y tal como lo han descrito. 




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