Hoy en Pregunta Tú nos hacen la siguiente pregunta: ¿Qué sueñan los bebés? ¿Tienen pesadillas?
Esto, que parece una pregunta absurda, tiene su cosa. Y es que, ¿puede tener pesadillas un niño recién nacido y, en tal caso, qué tipo de pesadillas serían? ¿O cómo son sus sueños si apenas conocen nada del mundo? Estas dudas me las ha hecho una amiga que cuida de sus primos pequeños en ocasiones, pero seguro que más de una madre se las ha hecho alguna vez. O da por hecho algunas cosas que no son ciertas, aunque lo parezcan. Pero para dejar de dudar, nada mejor como leer el artículo.
¿Sueña un recién nacido?
Pues sí. De hecho, se ha visto que un bebé es capaz de soñar incluso cuando aún está en el interior del útero materno. Hay estudios que comprueban que se produce la fase REM en fetos de siete meses de gestación e incluso anteriores. Y cuando nacen, pueden llegar a dormir unas 18 horas al día, entre comida y comida, pero su cerebro sigue teniedo actividad durante estas horas (sobre todo en la fase REM que ya vimos en este artículo) y ello conlleva sueños. ¿Pero qué puede soñar una persona que apenas conoce nada del mundo?
Pues precisamente sueñan éso, lo que sí conocen del mundo. Es decir, sus vivencias diarias. Hoy en día, los especialistas se inclinan por pensar que los recién nacidos sueñan principalmente con sensaciones: texturas, olores, el sabor de la leche materna, el calorcito del baño o el frío al salir de él. Pero es difícil saber con certeza qué sueña un bebé. No será hasta los 18 meses o más, cuando el niño ya haya desarrollado el lenguaje y sea capaz de contar qué ha soñado que exista evidencia de que sueña, lo que no significa que no lo haga meses antes.
Los más elaborados, con secuencias seguidas y con sentido, en las que el niño se reconoce a sí mismo como un personaje, no llegarán hasta bien entrados los 2 o los 3 años de vida y se harán más complejos conforme vaya creciendo.
¿Entre sus sueños hay pesadillas?
Los científicos aseguran que las pesadillas no empiezan a aparecer hasta los dos o tres años de edad, cuando el niño ya es capaz de elaborar sueños complejos mientras duerme, siendo máxima la frecuencia de las pesadillas entre los seis y los ocho años.
En cuanto a los bebés, no son pesadillas estrictamente lo que tienen. Por una parte, en ocasiones los vemos moverse o hacer gestos con la cara o incluso soltar algún gemido, pero no se trata de una pesadilla, sino solo un momento de superposición entre las distintas fases del sueño, y no que el pequeño lo esté pasando mal. O también pueden estar causados por el conocido Reflejo del Moro. Cuando el bebé se sobresalta o siente que está cayendo, moverá repentinamente sus brazos a los lados, se sacudirá de pronto y tal vez grite. Se trata de un intento primitivo de recuperar el equilibrio.
Lo más parecido a pesadillas que pueden tener se da cuando durante el día han estado sometidos a situaciones de mucho estrés, como pueden ser fuertes ruidos o muy agudos, fogonazos, golpes, etc. No hará que tengan pesadillas, pero sí que su sueño sea más turbulento y se despierte con más frecuencia de lo habitual.Y cuando un bebé se despierta, todos sabemos cuál es el mecanismo que utilizará para que su madre acuda a él: llorar.
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