
Los celos son una respuesta emocional compleja y perturbadora que surge cuando una persona percibe una amenaza hacia algo que considera como propio, que es tan antigua como nuestra propia civilización. Hay quien afirma que los celos son un tipo de envidia pero, a diferencia de ésta, los celos surgen ante el temor a la pérdida de una determinada cosa, objeto, función, relación, etc. La envidia se refiere más a algo que otra persona posee, mientras que los celos son a algo que poseemos nosotros y no queremos perder. Los celos se pueden dar en multitud de ocasiones y situaciones, de las que se sacan tres tipos básicos de celos:
- Celos de confraternidad: aparece cuando un niño es el ojito derecho de la familia y, por milagros de la naturaleza, nace un hermanito nuevo sobre quien recae la atención de los padres, causando incomodidad al mayor de los dos. Generalmente estos celos duran un período de tiempo corto, cuando la atención sobre ambos niños se iguala, aunque en ocasiones se alarga hasta la adolescencia o adulto, donde puede ser peligroso para el hermano pequeño.

- Celos juveniles: relacionado con los primeros amores, cuando vemos que otro chico tiene más éxito entre las chicas que nosotros, consiguiendo lo que nosotros deseamos o a quien nosotros deseábamos.
- Celos amorosos: los más comunes y mencioados tanto en ciencia, como religión, filosofía, etc. Chico conoce a chica, chico y chica se enamoran, chica es pretendida por otro chico y, aquí, es donde estalla este sentimiento, ante el miedo o amenaza que genera ese nuevo pretendiente.
Bioquímica de los celos.
Hideiko Takahashi es a quien debemos el que conozcamos qué parte de nuestro cerebro se "revoluciona" durante un ataque de celos. Lo curioso, es que esta pequeña región del lóbulo frontal del cerebro, es también la que se encarga de transmitir las sensaciones de dolor físico al golpearnos o cortarnos. Quizá, de ahí que se pueda decir que es un "dolor amoroso".

Los celos, aparecen ligeramente con más frecuencia en los hombres que en las mujeres, aunque en ambo casos aparecen con igual intensidad. Lo que sí varía son los desencadenantes. En el caso del hombre, aparecen más frecuentemente por los componentes sexuales de su pareja, mientras que en la mujer, siente más celos por lo referente a lo emocional de su chico.
Igual que ocurre con la mayoría de cosas, un poquito de celos no causa problema. Nos hace preocuparnos por lo que tenemos y evita que le perdamos la atención que merece. Sin embargo, y tristemente, los celos pueden transformarse en una patología psicológica autodestructiva que puede, no solo destruir a la persona que los sientes, sino hacer la vida imposible al objeto de sus celos.
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