Hoy en Pregunta Tú nos hacen la siguiente pregunta: ¿Por qué nos da somnolencia cuando acabamos de comer?
Es muy común que después de una comida, sobre todo si es copiosa, que nos entren unas ganas de dormir enormes, por lo que en España estamos muy acostumbrados a echarnos la siesta. Pero ¿qué causa realmente esa necesidad de dormir? ¿Qué podemos hacer para superarla? Es hora, además, de acabar con otro mito acerca de esta somnolencia.
Esto es lo que le contestamos a nuestro lector acerca de su pregunta. Si sientes la misma curiosidad, únete y sigue leyendo.
El mito de la sangre
Muchos creen que este efecto se debe a que la sangre abandona el cerebro para acumularse en el estómago y así facilitar la absorción de los nutrientes. Sin embargo, hasta en los momentos de anoxia, se ha visto que el último sitio donde se reduce el flujo de sangre es en el cerebro, pues al ser el órgano más importante y el que controla todas las funciones corporales, ha de mantenerse en condiciones de riego óptimo en todo momento, incluso después de comer.
¿Qué causa entonces la somnolencia?
Lo que sí ocurre después de comer es que el cuerpo activa un mecanismo de "descanso y digestión", un mecanismo opuesto al de "pelea y huida" que se activa en situaciones de estrés por el sistema simpático.
El desencadenante de este mecanismo será la glucosa presente en los alimentos. En la zona del cerebro que regula el metabolismo (hipotálamo) existen receptores o sensores que responden al nivel de glucosa en la sangre. Las investigaciones arrojan que en esta área hay neuronas capaces de mantenernos alerta, activos y en búsqueda de alimento. Cuando ese alimento aparece, estas neuronas se inhiben al existir suficiente glucosa. Por otro lado, existen hormonas capaces de provocar la secreción de Melatonina, hormona del sueño y la conservación de energía que son, a su vez, estimuladas con la presencia de glucosa.
¿Cómo podemos disminuir este efecto?
Mantener la energía por la tarde es en realidad una combinación de factores de buena comida y un sueño adecuado. El alto contenido calórico y de hidratos de carbono simple que contienen los alimentos “chatarra”, sumado a la poca atención y la rapidez con la que comemos afecta la forma en la que reaccionamos.
Los que son, por ejemplo, altos en azúcar, elevan con mucha rapidez los niveles de glucosa en la sangre. Al contrario, aquellos que contienen más carbohidratos complejos o de lenta absorción, como verduras o frutas con cascara, responden en el metabolismo de manera saludable. Respecto a las proteínas y grasas, éstas demoran más en convertirse en glucosa, lo que beneficia aún más la filtración tardía.
Además, por supuesto, tener un horario regular y suficiente de sueño (8 horas por la noche) nos ayudará a mantener la energía de nuestro cuerpo durante todo el día, mientras que trasnochar requerirá la necesidad de reponer esa energía y ser vencidos por el sueño tras la comida.
Una vez más, en Sciencuriosities nos cargamos un mito bastante extendido entre la población, contestando además a uno de nuestros lectores. Y de nuevo, un sueño adecuado y unos buenos hábitos alimenticios nos ayudan a mantenernos sanos y en perfecto estado. Y no creo que haga falta decir que las bebidas alcohólicas y el café afectan negativamente a lo que hoy hemos estado hablando.
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