10 de diciembre de 2014

Cada vez menos emociones básicas

    Que "la cara es el espejo del alma" es una frase tan extendida como razonable, al igual que la expresión "tu cara es un libro abierto". Y es que únicamente mirando los gestos faciales de una persona somos capaces en la gran mayoría de casos de saber qué siente. El ser humano expresa sus emociones mediante estos gestos faciles. ¿Pero sabes cuál son estas emociones y cuántas emociones básicas (reconocidas universalmente) existen? Ya que el resto de emociones se expresan con diferentes muecas faciales según la cultura en que nos encontremos.




Pasamos de 6 emociones básicas...

    Paul Ekman, psicólogo pionero en las emociones, identificó seis emociones básicas universalmente reconocidas y fácilmente interpretadas con independencia del idioma o la cultura: alegría, tristeza, miedo, ira, sorpresa y asco. De esta forma, se determinó que estas seis emociones eran innatas, es decir, se aprendían ya en el nacimiento y que no dependen del entorno cultural o ambiente en el que nos criamos. 

    En sus experimentos, Ekman fotografió durante dos años los gestos de los miembros de la tribu Fore en Nueva Guinea para después mostrarlos a individuos de todo el mundo, que supieron reconocer las emociones sin problemas. De esa forma dedujo las seis emociones básicas cuyas expresiones parecen idénticas para toda la humanidad.


... a tan solo 4 emociones básicas

    Recientemente, un grupo de investigadores de la Universidad de Glasgow han desafiado al padre de las emociones, Ekman, asegurando que hay tan sólo cuatro emociones básicas, ya que hay dos que comparten rasgos con otras dos, de modo que han acabado uniéndolas. Para ellos, la emoción de repugnancia es la misma que la de ira, y lo mismo ocurre con el miedo y la sorpresa.



    A esa conclusión llegaron mediante el estudio de los diferentes músculos de la cara (los investigadores se refieren a ellos como "Unidades de Acción") que participan en la señalización de diferentes emociones, así como el periodo durante el cual se activa cada músculo. Su hipótesis se basa en que, al comienzo de gesticular la emoción, tanto el asco como la ira parten de la nariz arrugada, mientras que la sorpresa y el miedo también tienen un comienzo común, que consiste en abrir los ojos (para una mejor visualización del posible peligro) y abrir la boca (para una mayor inspiración de aire ante una posible necesidad de escape).


    Con el tiempo, y a medida que los humanos emigraban por todo el mundo, la diversidad socioecológica probablemente especializó expresiones faciales antes comunes, alterando el número, la variedad y el tipo de señales a través de las culturas. Y esto se demostró, enseñando a voluntarios las diferentes emociones, tanto en el inicio como en el final de las mismas, las señales de miedo/sorpresa e ira/repugnancia se confundían en la etapa temprana de la transmisión y sólo se volvían más claras después, cuando se activaban otras unidades de actuación. 



   Sin duda, este tipo de investigaciones servirán para conocermos mejor a nosotros mismos, ya que el lenguaje no verbal constituye la mayor parte de nuestra producción comunicativa.





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